LA NATURALEZA Y LA CULTURA DE JAÉN EN LA POESÍA DE ANTONIO CARVAJAL






El poeta granadino Antonio Carvajal se ha sentido atraído desde siempre por la naturaleza y la cultura de nuestra tierra hasta el punto de haber escrito no pocos poemas a partir de sus experiencias giennenses. Estos poemas, que han venido siendo publicados desde 1973 en adelante, más otros inéditos, conforman un libro de hermoso título, Del condestable cielo, que acaba de salir publicado y del que quiero darles noticia a los lectores, haciendo hincapié en el mundo referencial de la cultura, gentes y naturaleza de Jaén que han estado en el origen de los distintos poemas.
Pues bien, para la sección “Odas y elegías”, ciertos espacios ya naturales ya monumentales ya urbanos de Jaén y su provincia han resultado determinantes en el origen de los poemas, lo que queda ratificado tanto por los títulos de los textos poéticos como por la existencia del poemario que nos ocupa, Del condestable cielo, si bien no quiero decir con esto que los textos sean una mera duplicación verbal de los referidos espacios. En el caso de “Piedra viva (Amanecer en Úbeda)”, la Capilla de El Salvador de dicha ciudad constituye el inmediato referente, esto es, la realidad extralingüística de la que parte y a la que, a su modo artístico y evocado, remite el signo poético. “Elegía (Nocturno en Baeza)” es un poema escrito a raíz de un paseo del poeta junto a unos amigos por la parte antigua de la ciudad, parte que acaba en un paseo periurbano frente a un valle formado por el Guadalquivir y que está dominado en la otra ladera por las sierras de Jaén, Mágina y Cazorla. Pues bien, Baeza es una ciudad histórica que, en su parte antigua no sólo conserva extraordinarias piezas monumentales, sino también el trazado urbano medieval. El poema “Ciudades de provincia” lo escribe su autor a partir de una estancia en la ciudad de Jaén y pensando en el desarrollismo incívico y aniquilador que tanto en Jaén como en otras ciudades de provincia vino a empobrecer los paisajes urbanos. Antonio Carvajal escribe “Fervor de las ruinas (S. Francisco. Baeza)” a raíz de una visita a un espacio arquitectónico religioso, hoy en cuidada e intervenida ruina, cuyo nombre es Convento de San Francisco o, en nuestro tiempo, Ruinas de San Francisco, de las que le llama la atención especialmente no la zona conventual sino la Capilla Mayor, capilla funeraria, cuya inmensa cúpula se vino al suelo por diversas causas, a comienzos del siglo XIX, constituyendo esta parte monumental la que presenta un inequívoco aspecto ruinoso dentro del conjunto arquitectónico. Este espacio constituye en su conjunto un excelente ejemplo del renacimiento andaluz al tiempo que una de las más importantes obras de Andrés de Vandelvira. No hace falta insistir, a tenor de la primera publicación del poema “Hospital en silencio”, en 1995, que Carvajal escribe su poema teniendo en cuenta el Hospital de San Juan de Dios de Jaén, edificio que la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios mantuvo abierto desde 1619, tras recibir del municipio dos antiguos hospitales, el de la Misericordia y el de San Lázaro.
Las siguientes secciones mantienen relación con otros referentes tanto culturales como naturales de Jaén. Así, en los poemas de “Siete miradas desde el camino de Andújar”, Carvajal da un alto protagonismo al río Guadalquivir, río que es para el poeta “el camino derecho de Andújar”, al tiempo que nombra a su afluente el río Jándula que desemboca aguas abajo de Andújar. Como el lector seguramente conoce, por esta ciudad histórica pasa el río grande bañando la fértil campiña. Andújar es la capital de la comarca y una de las ciudades, por historia y economía, más importantes de la provincia de Jaén.
Por lo que respecta a “Dos cancioneros”, sección tercera que consta de poemas agrupados en “Cancionerillo de burlas y veras” y “Canciones del Condado”, no son pocos los nombres de pueblos, aldeas, lugares, ríos y otros topónimos giennenses que, con diferente uso y propósito artístico, aparecen en los textos. Se habla así, en el primer grupo de poemas, de Arjona, Marmolejo, Alcalá [la Real], Higuera de Calatrava (o de Arjona, como se lee en el poema V), Lopera, Porcuna y Arjonilla. Tradicionalmente, todos estos pueblos, a excepción de Alcalá la Real que pertenece a la comarca de la Sierra Sur, lindando con la provincia de Granada, han formado parte de la comarca de la Campiña de Jaén, teniendo en común un largo pasado que incluye yacimientos prehistóricos, iberos –especialmente en el caso de Porcuna (esto explica el poema VIII “Guerreros ibéricos de Porcuna”)– y en el que se conocen diferentes colonizaciones, con particular protagonismo de la romana y la árabe hasta la respectiva incorporación al Reino de Castilla. Son pueblos y aldeas de sostenida economía agrícola y ganadera y, en algunos casos, con aprovechamiento forestal y natural, como ocurre con Marmolejo, lugar famoso por el predicamento de sus aguas, a cuyas bondades minero-medicinales acuden numerosos visitantes (así el poema IX de esta parte). En el caso de “Canciones del Condado” y como consecuencia de un recorrido que Carvajal hace siguiendo las huellas del poeta Jorge Manrique, aparecen nombrados los ríos Guadalén y Dañador; pueblos como Castellar, Navas de San Juan, Arquillos, Vilches y Montizón; y montes o alturas como La Muela de Chiclana, Cabeza Grande, Jarabancil y Alto de Valdeinfierno. Estos pueblos integran junto a Santisteban del Puerto la comarca del Condado.
Para algunos de los poemas de la sección cuarta, “Nidos y variaciones”, el poeta se sirve intertextualmente, en el caso de esa canción triste y de lamento que es su poema titulado “Endecha y mudanza de las tres morillas”, de la conocida y medieval canción popular de estructura zejelesca, “Las tres morillas”, en la que se nombra a Jaén en todas sus estrofas. Por su parte, la evocación del río Guadalimar, un afluente del Guadalquivir que nace en la Sierra de Alcaraz y atraviesa buena parte de la provincia de Jaén, sus paisajes de olivos y la lluvia y el frío invernales de Baeza, ciudad histórica y artística de la comarca de La Loma, está presente en la primera parte del poema “Diferencias y tientos sobre un tema de Lope de Vega recreado por José Hierro”. A su vez, una de las grandes obras civiles del renacimiento en España, el Hospital de Santiago, construido en Úbeda en el siglo XVI por Andrés de Vandelvira, sirve de referente para el poema “Nido de antaño”. Lo que llama la atención en particular al poeta es, en la monumental fachada, un relieve en su mitad central superior que representa la figura de Santiago Matamoros, advocación a la que se dedica el hospital y a la que se debe la familia del fundador.
“Aires de Tíscar”, la cuarta sección del libro que cuenta con tres hermosos poemas, toma su nombre de una aldea aneja a Quesada que a su vez da nombre a un paso que comunica las provincias de Jaén y Granada. Precisamente, en el término municipal de Quesada, ya que la parte Este y Sur del mismo forman parte de la Sierra de Cazorla, nace el río Guadalquivir, al que Carvajal le dedica el poema machadianamente titulado “El río azul”.
Por último, la sección “Lluvia en la Quintería” toma su nombre de una pedanía de Villanueva de la Reina, pueblo de la comarca de la Campiña de Jaén, cercano a Andújar, cuya historia se remonta a la romanización. La Quintería se encuentra ubicada en la región media del Guadalquivir caracterizada por una orografía llana.
Hasta aquí esta guía exterior de unos poemas que, por su hondura y belleza, sólo son comparables a los que Antonio Machado escribiera durante la etapa baezana de su vida.

ANTONIO CHICHARRO