ÚBEDA Y BAEZA: CULTURA LITERARIA Y PATRIMONIO MUNDIAL





























1. ENUNCIADO DE VALORES DE ÚBEDA Y BAEZA EN EL ÁMBITO DE LA CULTURA LITERARIA


1. 1. Cuestión preliminar: De la espacialidad literaria de Úbeda y Baeza

Úbeda y Baeza constituyen modelos de ámbitos histórico-artísticos de valor excepcional y de proyección universal que han intervenido en la conformación de la cultura literaria española desde sus orígenes hasta la actualidad de diferentes modos y desde las más diversas instancias, lo que subraya su importancia histórica y artística y testimonia su singularidad y proyección universal también desde el espacio autónomo de la literatura. Han sido, y son, numerosas las obras y los testimonios literarios que confirman la riqueza y complejidad cultural de ambas ciudades, así como ha resultado su participación muy activa en el horizonte de la cultura de cada momento histórico, habiendo provocado dichos ámbitos una estrecha relación espiritual por parte de muy relevantes creadores.

La excelencia y valores universales de los núcleos históricos, artísticos y arquitectónicos de las ciudades de Úbeda y Baeza quedan ratificados, pues, en el ámbito de la cultura literaria no sólo por haber proporcionado escritores y poetas, algunos de ellos de renombre, o haber servido de medio vital de excelentes creadores de proyección universal o haber propiciado actividades literarias y teatrales o haber dado a conocer, gracias a sus talleres de imprenta, determinadas valiosas obras universales -aspectos que a continuación subrayaremos-, sino muy especialmente por haber servido de referente a numerosas obras literarias españolas de todos los géneros desde los orígenes mismos de esta literatura, constituyendo una suerte de espacialidad literaria, lo que supone una existencia estético-verbal que, sin ignorar una realidad referencial obvia, dista mucho de ser mera ilustración ornamental de la misma. Así pues, cabe señalar la existencia de una Úbeda y Baeza literarias que no son un modo de duplicidad verbal de una exterior realidad histórica y artística determinada, sino que son resultado creador de una radical comprensión estética de dichos ámbitos histórico-artísticos y del establecimiento de un diálogo con los mismos al tiempo que invención de una nueva realidad: la literaria, que tiene un funcionamiento autónomo y una proyección universal. En este sentido, las referencias ofrecidas a continuación y oportunamente valoradas de determinadas obras literarias, aunque puedan utilizarse instrumentalmente en lineal función referencial, persiguen sobre todo dar cuenta de la existencia autónoma de un espacio estético-verbal simbólico, de proyección universal, que tienen que ver con una Úbeda y Baeza radicalmente literarias, una de las variadas formas de lo real, que vienen a nutrir el caudaloso río de una compleja significación histórica, artística y cultural.



1. 2. Úbeda y Baeza en el romancero viejo. Baeza, objeto del primer romance fronterizo conocido

La importancia de Úbeda y Baeza queda subrayada por su presencia como referentes en muy famosas obras de la literatura medieval castellana (por ejemplo, en la Primera Crónica General y en la poesía burlesca de Jorge Manrique) e incluso resulta conocida la existencia de autores vinculados al mester de clerecía, tal como el conocido por el sobrenombre del Beneficiado de Úbeda. Pero lo que resulta un hecho único de especial interés literario es que estos ámbitos histórico-artísticos, dada su estratégica ubicación territorial fronteriza con el reino de Granada después de la conquista de Fernando III el Santo (Baeza en 1227 y Úbeda en 1234), su importancia histórica y su participación en batallas y escaramuzas del periodo de la reconquista, tienen una importante presencia en el romancero viejo, habiendo estado en el origen de los famosos y noticieros romances fronterizos, siendo citado en la historiografía literaria española como primer romance fronterizo conocido el titulado "Del cerco de Baeza".

Aunque en la Primera Crónica General, una suerte de historia mandada componer en su origen por el rey Alfonso X el Sabio y luego continuada, ya aparecen Úbeda y Baeza nombradas en relación con el periodo de la Reconquista, lo que ocurre también en la famosa obra de Juan de Mena, Laberinto de Fortuna, del siglo XV, un famoso poema alegórico de fondo épico y proyección nacional, lo que resulta verdaderamente distintivo es que tanto Úbeda como especialmente Baeza estuvieron en el origen mismo del surgimiento de los romances fronterizos que sirvieron de noticia, con anacronismos y distorsiones debidos a la transmisión y reelaboración de los mismos, de determinados acontecimientos históricos, alimentando a su manera de informaciones a los historiadores posteriores. No extraña en este sentido que el primer romance fronterizo conocido, el titulado "Del cerco de Baeza", que cuenta dicho acontecimiento desde la perspectiva cristiana y castellana, asedio a que sometieron con toda probabilidad a dicha ciudad los moros de Granada en 1368 con el auxilio de Pedro I por entonces en lucha dinástica con su hermano Enrique, tras la expedición desarrollada contra Úbeda, fuera recogido y transmitido por Argote de Molina. Otro aspecto literario no menos relevante es que en el romance titulado "Romance del asalto de Baeza" se cuenta y se canta la historia de un asalto desde la perspectiva contraria, esto es, desde la mirada de los asaltantes moros, siendo uno de los primeros testimonios de la intensa maurofilia que se prolongaría en los romances áureos e incluso en otro tipo de obras literarias posteriores. Pero es más, las dos ciudades de nuestro interés aparecen citadas juntas, consecuencia de una historia próxima cuando no común, en el romance titulado "De la prisión del obispo don Gonzalo", donde se lee:

Día era de San Antón,
ese santo señalado,
cuando salen de Jaén
cuatrocientos hijosdalgos;
y de Úbeda y Baeza
se salían otros tantos,
mozos deseosos de honra,
y los más enamorados.

No es caso de citar más romances, sino de reconocer en los mismos un signo de la importancia que estas dos fortificadas ciudades alcanzaron ya en el periodo medieval y su pionera vinculación con el surgimiento de una modalidad literaria de perfil épico y proyección popular en la España de entonces, una modalidad que venía a ser resultado de la fragmentación de los cantares de gesta a finales de la Edad Media y venía a cumplir las funciones propias del reportaje poético. Pues bien, estos textos de autor anónimo son elementos lejanos en el tiempo de un patrimonio artístico y cultural literario de interés general.


1. 3. Úbeda y Baeza, impulsoras del humanismo renacentista en el plano de la cultura científica, histórica y literaria

Durante el siglo XVI, Úbeda y Baeza viven su momento de esplendor renacentista. La creación de la Universidad de Baeza, la fundación de diversos colegios en ambas ciudades, la implantación de la imprenta en Baeza como consecuencia de la necesidad de publicaciones en el moderno ambiente humanista de reformismo religioso que entonces se vivía dieron el fruto de renovadoras y novedosas publicaciones como la titulada Examen de ingenios para las ciencias (Baeza, 1575), de Juan Huarte de San Juan, obra que, además de en Europa, habría de influir muy probablemente en el "ingenioso" hidalgo Don Quijote. Por otra parte, el poeta Luis de Aranda, de Úbeda, cultiva con profusión el moderno género de la glosa moralizante sobre variados asuntos y con gran proyección sobre los lectores de la época. De igual modo, Úbeda da a la cultura literaria de ese tiempo a un cultivador de la poesía "a lo divino", al igual que la posterior de San Juan de la Cruz lo fuera, mediante versiones de autores profanos. Se trata de Sebastián de Córdoba. En el dominio del cultivo de la historia , sobresale Argote de Molina, con su Nobleza de Andalucía (Sevilla, 1588), estrechamente vinculado con las ciudades objeto de nuestro interés, a las que se refiere en dicho texto en diversas ocasiones.

Examen de ingenios para las ciencias, del médico y filósofo de origen navarro Juan Huarte de San Juan (1529-h. 1588), afincado en Baeza como médico vitalicio desde 1566, fue una obra que, publicada en dicha ciudad en 1575, resultó novedosa en su tiempo, lo que explica su rápida traducción a otras lenguas y su gran influencia en toda Europa en muy diversas disciplinas, además de en obras como el Quijote o El Licenciado Vidriera, de Miguel de Cervantes, debido a que con ella el autor se proponía mejorar la sociedad mediante una adecuada educación de las personas según sus aptitudes tanto físicas como intelectuales, estudiando para ello los temperamentos e indicando los oficios y estudios que más les convenían a los distintos individuos según se particular psicología. Así, divide en tres las facultades de la naturaleza humana -la facultad imaginativa, la de memoria y entendimiento-, derivando de cada una de ellas las habilidades y aplicaciones más convenientes, haciendo gala de una gran capacidad de observación y uso antiautoritario de la razón humanística. Pues bien, la influencia en Cervantes y particularmente en la conformación del famoso personaje don Quijote, tal como estudió Avalle-Arce (1976), proviene de la inicial designación como "ingenioso", lo que supone, según Huarte, una ecuanimidad psicológica precaria -así se explica la manía de leer libros de caballerías de tan famoso personaje, su carácter colérico, su facilidad oratoria. El subido ingenio del personaje y su temperamento seco y caliente explican la locura en que entra por resecamiento del cerebro, algo que Huarte explica en su famosa obra cuando afirma que la vigilia endurece y deseca el cerebro, mientras que el sueño lo humedece y fortifica. No olvidemos las intensas horas de vigilia de don Quijote leyendo libros de caballeros andantes y su ulterior trastorno mental. Así pues, de esta sutil manera se proyecta la influencia del medio que estudiamos sobre obra tan celebrada.
Luis de Aranda y Sebastián de Córdoba, ambos de Úbeda, merecen ser traídos a la memoria de este informe por cuanto, si bien sus respectivas obras literarias de asunto espiritual no han tenido una proyección universal, sí parecen haber ejercido su influencia en San Juan de la Cruz. El primero, con sus glosas, pudo proporcionar al poeta místico la pauta para escribir sus comentarios en prosa acerca de su obra poética. Así, sus glosas morales a las coplas de Jorge Manrique, conocido poeta del siglo XV por otra parte muy vinculado a las tierras de Jaén, resultaron de hondo calado en la mitad del siglo XVI, lo que justifica las ediciones y copias que al parecer circularon. El poeta a lo divino Sebastián de Córdoba, por su parte, cuya valoración y fortuna crítica ha sido desigual a lo largo de los años, ha sido objeto de una valoración positiva en las últimas décadas por parte del excelente poeta y crítico Dámaso Alonso que le ha llevado a considerar las versiones a lo divino de Boscán y Garcilaso como claro precedente de la poesía de San Juan de la Cruz.



1. 4. Úbeda y Baeza, ámbito vital de San Juan de la Cruz, el mayor poeta místico y la más profunda voz lírica en lengua española

Uno de los reconocidos valores culturales de Úbeda y Baeza es que ambas ciudades estuvieron directa y estrechamente vinculadas durante el periodo de su mayor madurez y plenitud creadoras con San Juan de la Cruz, el poeta místico español más importante de todos los tiempos y una de las cimas universales de la poesía lírica, traducido a las principales lenguas de cultura.

San Juan de la Cruz vivió importantes años de su vida en Baeza, coincidiendo con la etapa de mayor esplendor renacentista y despliegue cultural de esta ciudad altoandaluza. Entre 1578 y 1582 se encuentra en la ciudad de Baeza y en 1591 en Úbeda donde encontraría la muerte y hallaría su primera sepultura en loor de santidad. El hecho de que resaltemos esta circunstancia no tiene por objeto el establecimiento de una relación directa entre medio vital y obra poética, máxime si tenemos en cuenta que la breve producción del fraile descalzo nutre una obra profundamente lírica que, con una densa red de símbolos, unas impresionantes imágenes oníricas y elementos creadores alógicos, crea el hermoso artefacto expresivo de un insondable mundo interior y la sombra verbal de unas hondas experiencias místicas vividas. Si subrayamos esta presencia en las ciudades de Baeza y Úbeda es con el fin de reconocer que su estancia en estas tierras resultó extraordinariamente positiva una vez mitigadas las llamas de la crisis carmelitana, pues en la primera daría forma a algunos de sus textos poéticos líricos y ensayaría buena parte de los originales comentarios a su obra con un propósito doctrinal para su comunidad carmelitana, basándose en el modelo de glosa ensayado por el vecino de Úbeda Luis de Aranda en su Glosa de moral sentido en prosa. A las famosas y muy excelentes coplas de don Jorge Manrique, de 1552, tal como decía anteriormente, aparte de intervenir activamente en el ambiente cultural y universitario de Baeza, un ambiente que se debate entre la tradición de la limpieza de sangre y la renovación conversa, etc. Por otra parte, su enterramiento en Úbeda dio origen a un pleito que acabó con el traslado del cuerpo del santo a Segovia en circunstancias insólitas, en 1593, y la posterior restitución no menos insólita de parte del mismo -un brazo y una pierna- con todo el valor de una reliquia milagrosa, en 1607, a la iglesia levantada para este propósito en Úbeda, episodio histórico este que suministró los materiales de una historia luego narrada en el Quijote. Lo importante, pues, es la honda huella dejada por San Juan de la Cruz y su larga proyección posterior en los dominios de la creación poética (v. Dámaso Chicharro, 1997) y en los doctrinales a través de, en este caso, la tradición carmelitana.


1. 5. Úbeda y Baeza, (con)fundidas en el Quijote, cumbre universal de la literatura española

Miguel de Cervantes visitó Úbeda y Baeza en su calidad de alcabalero real. Pero lo más interesante de la relación de ambas ciudades con el universal novelista es la proveniente de su presencia en el Quijote al haber proporcionado en la ficción no sólo ese aludido por don Quijote pintor Orbaneja de Úbeda, sino muy especialmente al haber suministrado ciertos elementos e informaciones basadas en el sigiloso y polémico traslado del cuerpo de San Juan de la Cruz de Úbeda a Segovia, lo que, una vez tratado literariamente, pasará a formar parte del discurso de la famosa novela.


Dada la calidad y proyección universal de la celebrada novela de Miguel de Cervantes, no resulta un hecho meramente anecdótico que las ciudades de Úbeda y Baeza estén presentes en la magna obra de muy diversos modos, tal como ha sido oportunamente señalado y estudiado por, entre otros, Valladares (1988), quien se ocupa desde la aparición de la locución 'Por los cerros de Úbeda' a la del pintor Orbaneja y otros personajes vinculados a dicha ciudad, sin dejar de lado, naturalmente, la aventura caballeresca del cuerpo muerto. Las referencias novelescas y po lo tanto radicalmente ficcionales a Úbeda y Baeza son significativas a varios niveles. Por ejemplo, por crear su autor, con la alusión a dichas entidades reales de gran pujanza y reconocimiento en la España de su tiempo, lo que queda subrayado fehacientemente con la densa red de palacios y edificios civiles que por entonces se levantan, unas estrategias textuales de verosimilitud. Resulta interesante también que Cervantes, al emplear la información sobre el polémico traslado de los restos de San Juan de la Cruz producido en 1593 desde Úbeda a Segovia con propósito literario, cambie el nombre de Úbeda por el de Baeza, aparte de otras modificaciones lógicas desde el punto de vista del interés de la historia y construcción del discurso de la novela, uniendo a su manera el destino de dos ciudades históricas muy próximas en el espacio y en la historia, muy relacionadas entre sí, además de en otros aspectos, por la figura de San Juan de la Cruz. La intencionalidad autorial puede interpretarse aquí como resultado de su conocimiento de la estrecha vinculación de ambos núcleos históricos. Por eso, Úbeda y Baeza resultan, más que confundidas, fundidas en la trama de la historia, algo que no pasó desapercibido a la fina inteligencia cervantina ni pasaría a las sucesivas generaciones de lectores expertos de esta universal obra.


1. 6. La presencia de Úbeda y Baeza en el género de la novela y su proyección en la retórica y poética barrocas

Úbeda y Baeza están presentes, con diferente grado de interés, en los textos de novelas picarescas y cortesanas de la época, si bien lo que resulta más distintivo es la aportación de la segunda ciudad al dominio de la poesía y retórica barrocas. En este sentido, Alonso de Bonilla, cultivador temprano del conceptismo hispano, autor de Peregrinos pensamientos (Baeza, 1614), entre otras obras, ha sido la aportación más valiosa de aquel ámbito de cultura a la poesía áurea española de claro perfil religioso. De igual modo, el referido ámbito cultural que representa Baeza en las primeras décadas del siglo XVII explica que en dicha ciudad se editara una triple retórica, Mercurius Trimegistus, sive de triplici eloquentia, sacra, española, romana, debida a Bartolomé Jiménez Patón que incorpora la novedad en su tiempo de ejemplificar la parte española de su retórica con textos no de los clásicos, sino de poetas coetáneos españoles.

Úbeda y Baeza, debido a su importancia histórica y proyección en la sociedad española de su tiempo, sirvieron de referente literario para numerosas novelas, si bien en distinto grado de interés (v. Valladares, 1989). Por ejemplo, Úbeda aparece mencionada en una importante novela picaresca, el Marcos de Obregón, de Vicente Espinel y en otras novelas menores. De igual modo, ambas aparecen en las historias de las novelas cortesanas de María de Zayas o de Mariana de Carvajal, por citar dos nombres de escritoras conocidas, que hicieron de los asuntos cortesanos, de los amores y de las distinguidas familias el centro de su atención narrativa.
Alonso de Bonilla, poeta baezano cultivador del conceptismo poético, muy conocido en el siglo XVII debido a la difusión de algunas de sus obras sacras en pliegos sueltos y ahora revaluado por la crítica (v. López Sanabria, 1968, y Dámaso Chicharro, 1988) en su originalidad creadora y puesto a la cabeza del conceptismo andaluz incorporador de formas italianas y fecundador de los más altos ingenios barrocos posteriores, tras un largo tiempo de olvido, constituye la máxima figura aportada por el ámbito cultural que nos ocupa a la poesía española de su tiempo. Su obra poética, publicada en Baeza, se resume en los títulos Peregrinos pensamientos (1614), Glosas a la Inmaculada y Pura Concepción de la Virgen María (1615) y Nuevo jardín de flores divinas (1617), entre otros.

En 1621 se publica en Baeza, en la imprenta de Pedro de la Cuesta Gallo, la obra de Bartolomé Jiménez Patón Mercurius Trimegistus, sive de triplici eloquentia, sacra, española, romana. Anteriormente, había publicado Elocuencia española en arte (Toledo, 1604) y Epítome de la ortografía latina y castellana (Baeza, 1614). El interés de la obra de este humanista que había estudiado en la Universidad de Baeza y había desarrollado su magisterio en esta zona de la alta Andalucía y en La Mancha, de donde era originario, reside en la proyección sobre todo didáctica de su labor filológica y en la novedad que representa escribir parte de su obra retórica en su lengua materna y, especialmente, en ejemplificar con textos literarios españoles de autores de su gusto como es el caso de Lope de Vega, lo que supone estudiar viejos recursos retóricos en un marco cultural y lingüístico propios. Por lo que respecta al interés de su Mercurius Trimegistus, cuyo título parece apuntar a través del Mercurio latino al Hermes griego y de ahí al dios lunar de los egipcios, Tot, "el tres veces grande", considerado un gigante de la sabiduría desde el tiempo clásico, no es pequeño, pues ofrece tres retóricas juntas, además de sus conocidas Instituciones de la Gramática Española: una sagrada, otra romana y una española, basada esta última en la publicada en 1604. Resulta importante, pues, que se agrupen en un solo libro tres retóricas de aparente distinto propósito, dirigidas a predicadores , sistematizadas por una persona no eclesiástica en un momento de agudas contradicciones históricas y de acciones sociales de importantísimas consecuencias humanas posteriores que están en la base de la constitución de la poética clasicista en España y de lo que ello significa.


1. 7. Úbeda y Baeza, entre el conservadurismo y el racionalismo ilustrado

A pesar de la decadencia general española, del conservadurismo y extendido aislamiento dominante, de la crisis en que viven instituciones como la Universidad a partir del ya entrado siglo XVIII, Baeza va a conocer el nacimiento de una institución ilustrada como la Sociedad de Verdaderos Patricios de Baeza y Reyno de Jaén y disfrutará de la eventual presencia de Pablo de Olavide quien escribirá parte de su obra ilustrada allí mismo.

Los dos aspectos que merecen ser resaltados a partir del siglo XVIII en el dominio que nos ocupa son los relativos a la creación de la segunda Sociedad Económica de España, en 1774, bajo el nombre de Sociedad de Verdaderos Patricios de Baeza y Reyno de Jaén, sociedad que nació con fines educativos y de promoción del desarrollo económico, y a la presencia de Pablo de Olavide, intendente de origen hispanoamericano responsable de las repoblaciones de La Carolina, etc., portardor de renovadoras ideas que hubieron de chocar con las de las autoridades universitarias y religiosas. La vinculación con Baeza fue estrecha hasta el punto de que tan importante personalidad está enterrado en dicha ciudad.


1. 8. Úbeda y Baeza en la vida y en la poesía esencial en el tiempo de Antonio Machado, una de las cumbres de la poesía española del siglo XX y uno de nuestros poetas más conocidos universalmente


Antonio Machado vivió en Baeza entre 1912 y 1919, donde fue profesor de francés del Instituto "Santísima Trinidad". Su estancia en las tierras de Jaén, que recorrió en varias ocasiones -sus desplazamientos a Úbeda eran frecuentes-, resultó enormemente productiva desde el punto de vista literario, pues allí consolidó y desarrolló el proyecto poético iniciado con su fundamental libro Campos de Castilla, al que en su segunda edición incorporaría numerosos poemas escritos en Baeza, poemas en los que el paisaje altoandaluz y la concreta realidad social de entonces alcanzarían un indiscutido protagonismo, convirtiendo dicho poemario en un libro prácticamente nuevo. En este sentido, la sociedad y el paisaje altoandaluces provocaron en el poeta un esplendoroso periodo de creación literaria y de reflexión poética y filosófica -su cuaderno de autor editado con el título de Los Complementarios e iniciado en Baeza es prueba de ello- que ahondaron su proyecto poético de palabra esencial en el tiempo.

Cuando en 1912 llega Antonio Machado a Baeza, en un momento personal y emocional muy delicados, no podía intuir que aquel trozo de la realidad española iba a provocar en él uno de los periodos más fecundos de su vida cualitativamente hablando. La literatura y erudición de tintes locales tanto de Úbeda como de Baeza heredadas del siglo XIX quedan minimizadas en su proyecto y alcance ante la aportación de Antonio Machado a la cultura literaria de dicho ámbito altoandaluz. Así, los poemas en que toma como punto de arranque la naturaleza inmediata, su preocupación por el problema de España y su radical crítica de valores feudalizantes y de otro tipo ponen de manifiesto a través de una escritura transparente de difícil facilidad una densidad de pensamiento y una hondura y emoción estética de alcance universal. Por eso, la etapa baezana del poeta debe ser valorada más que sopesada o contada, pues unas decenas de poemas, unas páginas de su cuaderno Los Complementarios, unos artículos para la prensa de Madrid y un interesantísimo epistolario vinieron a profundizar su poética de la palabra esencial en el tiempo, lo que representa un salto cualitativo para la poesía española, lo que explica de algún modo que, dado su proyecto poético, tuviera ojos sobre todo para la vida más que para el arte por sí mismo considerado en una ciudad como en la que habitaba. Su humanismo le llevaba a hacer prevalecer al hombre ante todo, incluido el arte. Antonio Machado gusta del arte cuando éste está habitado por los hombres. Este es el valor que pretendemos señalar en este punto y no la historia anecdótica del paso por Baeza y las tierras de Jaén del poeta sevillano que tan hondamente cantara a Castilla, aunque la historia anecdótica tenga informaciones concretas de interés, tales como el encuentro en Baeza de Machado con Lorca y otras que han dado lugar a una suerte de mitificación del sabio poeta, amén de a la creación de un espacio y personaje incluso novelesco, tal como ocurre en la novela de asunto baezano del malagueño Salvador González Anaya, Nido real de gavilanes, de 1931.


1. 9. Encuentro de Federico García Lorca, el más universal escritor español contemporáneo, con Úbeda y Baeza. Consecuencias literarias de una experiencia estética única

Federico García Lorca visitó Úbeda y Baeza en 1916 y 1917 en viaje de estudios como alumno de la Universidad de Granada. Eso le permitió no sólo conocer ambas ciudades, sino que le proporcionó la ocasión de conocer personalmente al poeta Antonio Machado, profesor por entonces en Baeza. De esos encuentros quedarán algo más que dos significativos testimonios literarios y el comienzo de una respetuosa amistad entre Machado y él, subrayada con el poema escrito en 1918 por el joven Lorca con ocasión de la lectura de las Poesías Completas, de 1917, de Antonio Machado. Los textos que tuvieron su origen a raíz de la primera visita a la ciudad de Baeza son los titulados "Ciudad perdida (Baeza)", basado en un texto publicado en la revista Letras (Granada, 30 de diciembre de 1917) con el título de "Impresiones del viaje II. Baeza: La ciudad"y luego reelaborado para su primer libro Impresiones y paisajes, de 1918, constituyendo la juvenil respuesta en prosa a una profunda experiencia estética; y el titulado "Un palacio del Renacimiento...", también incluido en la sección "Temas" del mismo libro, en el que se encuentran párrafos del texto editado en 1917 .


Los viajes de estudios dirigidos por el profesor de la Universidad de Granada Martín Domínguez Berrueta resultaron pioneros en cuanto al sentido y proyección de tal actividad académica. En el programa de visitas se encontraban Baeza y Úbeda por razones fácilmente comprensibles a raíz de la lectura de este y de otros informes. Pues bien, el joven estudiante García Lorca tuvo ocasión de conocer directamente estas ciudades en dos ocasiones, en 1916 y en 1917, al formar parte del grupo de visitantes de la Universidad de Granada. Como consecuencia del primer encuentro, Federico García Lorca escribe un hermoso texto en delicada y juvenil prosa que nutrirá su primer y fundamental libro publicado Impresiones y paisajes. En dicho texto, cuyo título de "Ciudad perdida (Baeza)" nos sugiere el ensimismamiento y ocultamiento en que vivía la ciudad en las primeras décadas de este siglo, su joven autor supera la simple descripción para enredarse en un íntimo diálogo con lo real e inmediato, esto es, con el paisaje artístico, urbano y natural de Baeza. Ese paseo por Baeza y por el paisaje es, a la postre, un recorrido íntimo de factura modernista por las galerías de su alma, lo que explica que vaya más allá del reportaje ofreciéndonos un radical comprensión musical de lo que lo rodea. En este sentido, el citado texto construye una espacialidad literaria consecuencia de hondas experiencias estéticas y musicales, presentándose dividido en tres partes: una primera, de perfil descriptivo intimista, en la que las Ruinas de San Francisco, los sonidos y silencios vivificadores, la luz, la vegetación parásita, la noche y su blanca luz lunar, la Catedral conceptuada como un gran acorde junto a la Plaza de Santa María con su espléndida fuente renacentista, los blancos y musicales arrabales, etc. construyen un insólito espacio verbal de belleza, tal como se lee en dicho texto: De cuando en cuando palacios y casonas de un renacimiento admirable, ornamentadas con figuras y rosetones primorosos...Después de andar entre soportales y callejas de una gran fortaleza y carácter se da vista a una cuesta triste con moreras y acacias, que sirve de antesala al corazón cansado y melancólico de la ciudad. La segunda parte ofrece una reflexión íntima conclusiva de las consecuencias espirituales obtenidas por la experiencia vivida. No otra sensación se obtiene al leer: Al amparo de estas viejas ciudades las almas mundanas desconsoladas encuentran como un ambiente de triste fortaleza...y los conflictos del sentimiento adquieren más vigor...pero que diferente sentido. La tercera toma como eje discursivo central el recuerdo de un pregón oído en las viejas calles y plazas de Baeza. Por su parte, el texto de "Un palacio del Renacimiento" constituye un claro ejemplo de sugerente impresión modernista que trata de dar idea de una hermosa totalidad a través de pinceladas verbales o detalles.


1. 10. Úbeda y Baeza y la literatura actual: Hacia el esplendor de una espacialidad literaria

Úbeda y Baeza han logrado salvar su patrimonio histórico-monumental y cultural en su parte más valiosa a pesar de las nefastas circunstancias bélicas, históricas, económicas y sociales que se han dado durante buena parte del siglo que ahora acaba. Durante las últimas décadas, estos ámbitos de cultura y arte se han orientado con un sostenido esfuerzo a la consolidación de su riqueza artística para el mayor disfrute de los hombres. Pues bien, paralelo a este proceso se ha seguido un proceso literario que ha dado los frutos de una espacialidad narrativa y de una espacialidad poética de Úbeda y Baeza esplendorosas. En este punto del informe, dada la gran cantidad de autores y obras vinculadas con uno y otro ámbito, nos vemos obligados a ofrecer algunas significativas muestras que vienen a ser las puntas de un iceberg habitado por decenas de escritores y poetas de muy alta dignidad literaria vinculados por nacimiento o no con ambas ciudades monumentales. Haremos referencia a los poetas Antonio Carvajal y Luis García Montero y al novelista Antonio Muñoz Molina que, nacido en Úbeda, ha creado una paralela ciudad literaria de muy intensa espacialidad llamada Mágina en estrecho diálogo con su Úbeda de origen.


Tras el razonamiento expuesto, se comprenderá que no nombre aquí las numerosas obras literarias actuales que de determinado modo mantienen una relación con ambas ciudades. Ni siquiera las de un Premio Nobel como Cela o un muy leído escritor como Antonio Gala, sin olvidarnos de las de los poetas Antonio Enrique y Manuel Ruiz Amezcua. Prefiero reparar en la belleza verbal y en el profundo aliento estético del lirismo de Antonio Carvajal que ha dedicado algunos de sus poemas a las joyas renacentistas de Úbeda y Baeza. Así, "Piedra viva (Amanecer en Úbeda)" es una espléndida poesía de setenta y siete versos distribuidos en sus correspondientes estrofas sáficas, en el que un nosotros emocionado y unido, con amistosa generosidad, describe el surgimiento del prodigio de una obra arquitectónica que mueve interna y profundamente por ser obra colectiva y artísticamente lograda que convive en armonía con la naturaleza y la vida que la rodea: el olivar de fondo, la rojiza luz de amanecer en la que tan majestuoso edificio se recorta, el vivir cotidiano. Carvajal se ha referido al poema en los siguientes términos: "Dentro de Serenata y navaja supone el ejemplo de la arquitectura como arte bella colectiva y, aún más, como generadora de un espacio de convivencia física en que la naturaleza, de fondo, suministra símbolos y sentido al vivir cotidiano. Cualquiera que tenga a Úbeda en la memoria se percatará de que el poema se visualiza frente a la fachada de la capilla del Salvador, con las lomas y olivares de fondo". Por su parte, "Elegía segunda", de cincuenta y tres versos, es en principio un extraordinario espacio de recreación verbal de unos instantes de vieja amistad recogida y serena, instantes vividos en un paseo nocturno por Baeza pleno de palabras y de elocuentes silencios por los viejos y antiguos espacios de la ciudad, donde el arte y la vida (alero/panaderías, la piedra de los sollozos, el alma de las ruinas, etc.) se entremezclan fecundamente, provocando unos versos últimos de tono elegiaco, lo que explica su título, por la indolencia y decrepitud históricas. También, "Fervor de las ruinas (S. Francisco. Baeza)", se construye en sus dos primeras estrofas con la descripción del poeta de cómo sería el espacio arquitectónico completo que hoy se encuentra en ruinas, fijando su mirada poética desde el suelo a la alta y curva bóveda sólo intuida hoy en sus arranques y abierta al cielo, recorrida ahora por las aves, resaltando al mismo tiempo tanto su sagrada función de servir para cobijo de Dios como para encerrar la gloria de los hombres que han logrado levantar tamaña obra. Pero tal humana y bella obra se viene al suelo, dejando el cielo abierto desde donde el poeta ve a un Dios indiferente a los hombres que así tuvieron que aprender de su soledad: "En esta compleja y dura oda -dice el poeta- (...), no quise huir del tono reflexivo y moral con que Rodrigo Caro sentó las bases estéticas de la contemplación de las ruinas, máxime cuando mi agnosticismo me lleva a considerar que la obra material del hombre se convierte en imagen de los cambios del espíritu y de su definitiva aniquilación".
Luis García Montero también dedicó un poema de su premiado libro El jardín extranjero, de 1982, a Úbeda, concretamente a su renacentista edificio civil Hospital de Santiago que le da título al texto. El poema, de larga extensión y regularidad, toma como base para su elaboración las experiencias de una visita hasta los espacios más insospechados del edificio en un momento de decrepitud que también se instala en la confidente voz del poeta.
Por último, la mayor aportación de Úbeda al panorama de la novela española actual ha sido la de Antonio Muñoz Molina, escritor traducido a las más importantes lenguas, habiéndole a su vez aportado éste a su ciudad de nacimiento una ciudad literaria autónoma, de hermosa espacialidad verbal que entra en inevitable diálogo con la no menos hermosa ciudad referencial de Úbeda. Esta ciudad literaria, también poblada de dorados palacios y paredes de cal del barrio de San Lorenzo, con su plaza del general Orduña, sus miradores, etc. tiene por nombre Mágina, habiendo estado presente con distinta intensidad narrativa en la mayoría de las obras de Muñoz Molina desde su primera novela, Beatus ille (1986). Con el tiempo, Mágina irá apareciendo en otras novelas suyas como El jinete polaco o Los misterios de Madrid o Plenilunio, aparte de en artículos con el más diverso propósito, llenando páginas y páginas de una calidad narrativa admirable. Esta recurrencia y presencia activa en la obra del escritor, hace de Mágina todo un símbolo, cobrando su análisis una gran importancia a la hora de explicar e interpretar las novelas y sirviendo para establecer un diálogo con Úbeda en cuanto entidad histórica, un diálogo que implica mirar fuera para vernos dentro.


2. ANÁLISIS COMPARATIVO


Si ya en 1212, muy próxima la reconquista cristiana de Úbeda y Baeza, le comunica el rey Alfonso VIII al Papa que ambas ciudades tienen una importancia no superada "desde el mar acá" por ninguna otra, salvo Córdoba y Sevilla, comprenderemos en parte la razón que ha llevado a heredar y a aumentar con la posterior incorporación de ambas ciudades a la corona de Castilla la importancia histórica en forma de unas condiciones materiales de vida y en forma de una acumulación artística y cultural de un patrimonio de valor universal.
Si la realidad presente es consecuencia de un pasado histórico, comprenderemos porqué frente a su medio provincial más inmediato e incluso frente a otras instancias superiores las ciudades de Úbeda y Baeza detentan un patrimonio singular extraordinariamente conservado de gran riqueza histórico-monumental y artístico-cultural digno de ser reconocido para asegurar su pervivencia y su legación a las generaciones futuras.
Desde la perspectiva de su vinculación con la cultura literaria, la que hemos primado en este informe, Úbeda y Baeza sobresalen cualitativamente en un mínimo análisis comparativo con respecto a la mayoría de las ciudades de parecido perfil cuantitativo, urbano y social. Pocas ciudades han tenido el privilegio de albergar a los más universales poetas españoles durante determinado tiempo, siguiéndose de esta circunstancia consecuencias literarias de incalculable valor y universal proyección.
Así, de no ser por la importancia de estos núcleos históricos-monumentales, no se habría escrito parte del más interesante romancero viejo, no se habría creado un ambiente cultural que incluiría los primeros talleres de imprenta del Santo Reino al calor de la Universidad, con la subsiguiente publicación de obras pioneras en su género, como el Examen de ingenios para las ciencias, de Huarte de San Juan, y no habría provocado unas hermosísimas páginas literarias donde Úbeda y Baeza alcanzan un estatuto artístico-verbal, una forma de existencia nueva, una espacialidad literaria. Ahí quedan los nombres y obras de Cervantes, Antonio Machado, Federico García Lorca, Antonio Carvajal y Antonio Muñoz Molina por recordar ahora a algunos de ellos.



3. AUTENTICIDAD/ORIGINALIDAD

La plural presencia de Úbeda y Baeza en el ámbito de la cultura literaria y el haber estado en el origen de la escritura, y en la escritura misma, de importantes obras literarias, viene a subrayar la autenticidad y carácter genuino de tales ciudades monumentales.
Por otra parte, la presencia de tales ámbitos históricos y monumentales a lo largo de toda la historia de la literatura española, esto es, desde sus comienzos medievales con la conformación de la propia lengua castellana hasta la actualidad, presencia de la que sólo se han expuesto algunas muestras cualitativas, demuestra cómo, a pesar de tratarse de ciudades históricas vivas sometidas a cambios socio-económicos y culturales, han sabido mantenerse en su autenticidad, no sólo conservando lo mejor de su patrimonio artístico y cultural, sino interviniendo de muy diversos modos en la conformación del universo de la literatura en lengua española.
Pues bien, si esta conservación -y continuada presencia literaria- ha sido así en momentos y circunstancias históricas y económicas difíciles, cabe pensar que la inscripción de las mismas ahora en la lista del Patrimonio Mundial asegurará definitivamente su conservación para beneficio cultural de la humanidad.


4. CRITERIOS DE LA UNESCO APLICADOS

En el ámbito específico del presente informe, el de la cultura literaria, cabe afirmar que, sin menoscabar otros criterios empleados para justificar la excelencia, excepcionalidad y proyección universal de las ciudades de Úbeda y Baeza y sus conjuntos histórico-monumentales, dichas entidades se encuentran asociadas también a autores y obras literarias de excepcional calidad y de proyección universal, tal como se deduce de lo anteriormente expuesto y de la aplicación del Apartado 24. VI del Documento de Orientaciones de la UNESCO para la inscripción en la lista del Patrimonio Mundial. Es ésta una dimensión no desdeñable de la excepcionalidad y universalidad globales de Úbeda y Baeza que viene a subrayar su importancia intrínseca.

ANTONIO CHICHARRO

5. DOCUMENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA

5. 1. Fuentes bibliográficas generales

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5. 2. Bibliografía y fuentes primarias selectas

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5. 3. Bibliografía secundaria

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©Texto de Antonio Chicharro.
©Fotografía de Francisco Fernández.