'RUISEÑOR DE FUSILES Y DESDICHAS. JAÉN EN LA VIDA Y OBRA DE MIGUEL HERNÁNDEZ', DE MANUEL URBANO PÉREZ ORTEGA

Miguel Hernández, tercero por la derecha, parcialmente tapado, en la zona de observación durante el asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza en la Sierra Morena de Andújar
Acaba de aparecer un nuevo libro de Manuel Urbano Pérez Ortega titulado Ruiseñor de fusiles y desdichas. Jaén en la vida y obra de Miguel Hernández (Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 2010, col. Anejos de Elucidario), título inspirado en los versos del poeta de Orihuela:

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas. 

El libro consta de dos partes y una coda, además de una oportuna e informada bibliografía y unos índices onomástico y de ilustraciones, pues son cuarenta y siete las  ilustraciones que enriquecen el libro. En la primera parte, "Primavera del 37", Manuel Urbano aborda con informada precisión la estancia del poeta Miguel Hernández en Jaén; en la segunda, "La voz enardecida", da cuenta  de aspectos de la obra hernandiana escrita en esa etapa de su vida, con especial atención a la publicada en Frente Sur. Periódico Altavoz del Frente Sur, más en concreto la aparecida entre los números 1 y 17 de ese periódico. Tal como expone el prologuista, Salvador Contreras Gila, en el libro "se recoge, casi como si de un minucioso diario se tratara, el latir de los cordiales del sentimiento de Hernández y el testimonio de su estancia jaenesa en días capitales de su existencia, los de la primavera de mil novcientos treinta y siete, en los que, de seguro, vive sus horas más intensas de amor, poesía y guerra, y durante los cuales, así mismo, tienen lugar los sucesos bélicos de mayor trascendencia de la guerra civil en la provincia: el bombardeo de la ciudad de Jaén y la toma del Santuario de la Virgen de la Cabeza en la Sierra Morena de Andújar. A la par se analiza con agudeza la condición y el pensar colectivo que el de Orihuela advierte en los jaeneros, o la presencia de esta provincia y su paisaje en la obra hernandiana toda -prosa, poesía y teatro- en esos momentos tan cruciales (...)". Por último, el autor cierra su bien escrito ensayo con una coda  poética para lo que se sirve de los siguientes seis versos de Miguel Hernández:


   Tristes guerras
si no es de amor la empresa.
Tristes, tristes.

   Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Manuel Urbano durante una intervención pública en Alcaudete (Jaén)