FIRMA INVITADA: JOSÉ LUIS CHICHARRO (SOBRE EL CUADRO "LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA", DE JUAN DE BOLAÑOS EL VIEJO, MUSEO DE BAEZA)


Juan de Bolaños el viejo (siglo XVI-principios del XVII) Batalla de las Navas de Tolosa, hacia 1600, O/L, (254 X 204 cms.), Museo de Baeza. Foto: Salvador Gómez Luquín.





Este lienzo de titularidad del Ayuntamiento de Baeza con la representación de la Batalla de las Navas de Tolosa de 1212 ha sido hasta ahora una pieza poco conocida. Se publicó por vez primera en una pequeña guía de Baeza que yo escribí para la Universidad Internacional de Andalucía en 1998. Después de aquello se ha reproducido en un par de ocasiones en obras de poca difusión. Sin embargo la obra tiene interés plástico y es conveniente difundirla. La ocasión de la conmemoración del centenario de aquel notable acontecimiento bélico medieval nos ayuda a ello.
En 1884 el historiador local Fernando de Cózar nos daba la noticia de la existencia del cuadro en su obra Noticias y documentos para la historia de Baeza. En ella aclaraba que la obra fue un encargo de la ciudad para conmemorar el glorioso acontecimiento ya que en aquella época el sitio de Las Navas pertenecía a los términos concejiles de la ciudad. El lienzo se colocó en un muro de la Puerta de Toledo y tras su demolición se ubicó en una casa próxima al convento de la Encarnación. Allí ha permanecido interrumpidamente protegido por unas sencillas puertas de pino encaladas hasta 1985 en que han demolido la casa y su propietario lo ha entregado al ayuntamiento. Las puertas cada año se abrían el 16 de julio para hacer memoria al pueblo de tan importante acontecimiento. No obstante durante décadas se olvidó la costumbre y la memoria y sólo quedó lo escrito en 1884.
La obra representa el momento del fragor de la batalla con el retrato del rey Alfonso VIII (1155-1214) y el arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, de rodillas, mostrándonos el rey la contienda y observando el hecho de la aparición de una cruz milagrosa en el cielo sostenida por tres ángeles. Los personajes ataviados con prendas de la época de la realización de la pintura. El rey -con cetro de mando- con bella armadura renacentista como hoy día podemos ver en la Real Armería del Palacio Real de Madrid. El arzobispo orando con mirada al cielo, con ropa talar sobrepuesta a lo que parece ser otra armadura, adornado de joyas, especialmente el collar de oro y piedras preciosas que sostiene una cruz de oro con esmeraldas engastadas. La escena se enmarca por la derecha con un paisaje arbolado y en segundo plano a la izquierda una fortaleza, que bien pudo ser el cercano castillo de Castro Ferral o una referencia de la ciudad baezana. En la parte inferior la referencia del pintor BOLAÑOS EN BAEZA, o las filacterias que de izquierda derecha aparecen: REI DON ALONSO DE CASTILLA, BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, DON RODRIGO ARÇOBISPO DE TOLEDO.
Dispuestos estratégicamente aparecen representadas en escudos y estandartes las enseñas de los reinos de Castilla y León, Aragón y Navarra y las cruces de las órdenes militares y demás enseñas de los que intervinieron. Todos ellos presididos por la celeste cruz que nos lleva al carácter de cruzada preconizado por el papa Inocencio III (1160-1216).
Hasta hace pocos años no teníamos ninguna referencia del pintor. En 1997 los profesores Rodríguez-Moñino y Policarpo Cruz lo citan como que está activo en Baeza en 1580 (Boletín del IEG núm. 166). En 2002 el profesor Domínguez Cubero en el Boletín 181 del IEG aporta datos más precisos, su desarrollo en la ciudad de Andujar, su testamento de 1590 y otras informaciones de interés.
La obra fue restaurada en 1884 y queda así consignada en el propio lienzo. Un siglo después, el 27 de diciembre de 1985, fue depositada en el Museo de Jaén para ser restaurada al año siguiente por María Angustias Ruiz López con un presupuesto de 290.000 pts. (1743 Euros). La obra se encontraba en muy mal estado por lo que se llevó a cabo una profunda limpieza de la tierra y polvo que impedía la mínima contemplación de lo expuesto. Tenía desgarros, grietas y varios parches y repintes que se han eliminado. Se reenteló con tela de lino y tras el estucado de las zonas con pérdidas se le han hecho las reintegraciones correspondientes con colores puros y su barnizado final. La obra ha estado expuesta en el Salón de Plenos del Ayuntamiento hasta que hace unos años, con buen criterio, se ha ubicado en el Museo de la ciudad.

José Luis Chicharro Chamorro