GAETANO CHIAPPINI, IN MEMORIAM

Ayer recibí una triste llamada en la que me comunicaban la muerte de un amigo de Baeza y de la poesía, la del hispanista italiano Gaetano Chiappini, mi querido colega y amigo, cuya muerte tanto dolor me produce.

Quiero traer a esta página su recuerdo. Para ello ofrezco la carta que me envió con ocasión del Congreso Internacional sobre Antonio Machado y Andalucía que celebramos en la sede Antonio Machado de Baeza de la Universidad Internacional de Andalucía en el otoño de 2012. Aquella carta, en la que se disculpaba por no poder asistir al Congreso y que incluí al frente del libro de actas, decía así:
 
 
Querido amigo Antonio:
Como pasa a menudo, el cumplimiento de un deseo de una persona no depende de su voluntad, siendo la circunstancia el tamiz más poderoso, que deja o no pasar lo deseado con lo imposible. Así, mientras vuelvo a repetir mi gratitud por haberme invitado a una –para mí muy emocionante– vuelta a Granada y a Baeza, con mucha amargura, he de confirmarte que algunos problemas familiares y míos propios me impiden cumplir con el deseado compromiso de estar con vosotros... Aquí delante, tengo una postal donde me habla una foto un tanto melancólica del aula baezana de don Antonio Machado... donde me tocó la suerte, hace muchos años, con gran satisfacción mía, de dar un curso sobre Machado y Ortega (de los participantes recuerdo con cariño y admiración entre otros a la gran amiga Aurorita de Albornoz, a don Alonso Zamora Vicente y a don Ricardo Gullón...) en la misma prestigiosa universidad y también en esa misma aula, que alegra mi memoria. No renuncio a los recuerdos, pero sí, sintiéndolo mucho, debo renunciar a participar en vuestro encuentro, ilustres colegas y queridos amigos. Pudiendo ir, hubiera vuelto a ver al San Cristobalón con la lechuza en la catedral, recordada por Machado y Federico. El tema que quería desarrollar sería: “Pensamientos y palabras de Antonio Machado en Baeza, en el año 1912 a 1913”. En la prosa y en la poesía, naturalmente, en la mente y en la pluma. Cuando ese mismo año terrible por la pérdida de la esposa amada pareció terminar también con la vida del Poeta, cuando poco faltó que se pegase un tiro... Y dichosamente, hubo el traslado entre la Soria llorada de Leonor y la Baeza del “rincón moruno” con su “gente buena, hospitalaria y amable”. Yo mismo la conozco muy bien a esa gente y comparto el justo juicio. Sí, fue la buena gente de Baeza que acompañó la vida del gran poeta, quien nunca dejó perder su sentimiento y su inteligencia para seguir andando el camino de hombre civil y sabio, de poeta y de pensador. Y, al mismo tiempo, su alma y su reflexión filosófica y moral no dejaron perder el “cuadro de España que sufre y trabaja arrancando con sudor el pan a la tierra”. Y como siempre su conciencia liberal y civil animaba a Machado en la confianza y en la tarea de “europeizar a España”. “Urge explorar el alma española”, decía, añadiendo su preocupación de ”saber nosotros lo que es o puede ser un español”. Civilización y amor por su tierra, “tan cargada de alma”. Hay que volver a leer las palabras escuetas de la famosa carta a Unamuno de junio de 1913: “ciencia y humildad”, con que se enfrenta Machado con su vida y obra, que afortunadamente ha continuado en su gran solidaridad y empeño por España, que aliviaba “esta ingrata faena”, y le daba la fuerza de dedicar la claridad iluminada de su conciencia política y social al camino civil de España; mientras reservaba su poesía para hablar con todos los universales del sentimiento – Machado por supuesto es un claro ejemplo (de los pocos) del hombre y del poeta integral, que se compone entorno a su visión humanista de la unidad interior de la persona. Y de esta forma todo el ser del poeta se vincula al fondo de su alma: se pueden leer en propósito las “Consideraciones sobre «Contra esto y aquello»” de Miguel de Unamuno, de julio de 1913; o la carta a García Morente de octubre de 1913, donde reafirma Machado su voluntad de “hablar muy fuerte y muy hondo a la conciencia del pueblo”. Entretanto, “cierto desgarramiento inevitable” encontraba su dolor y amargura en los “frescos naranjales”, cerca del Guadalquivir y de los vergeles por donde iba “el caballero joven” que “vestido va de luto”, “a solas con su sombra y con su pena”, con la fe sin embargo de que “no todo / se lo ha tragado la tierra”.
De todos estos pensamientos y palabras hubiera querido hablar: y por todo esto, de mi parte, quiero dar las gracias a la tierra baezana y a todos sus ciudadanos que nos han conservado el suspiro profundo de un alma tan noble y rigurosa y severa... Y a vosotros todos yo os mando mi saludo, con insanable añoranza...
 
Gaetano Chiappini
Florencia, 27 de octubre de 2012