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Plaza de Santa María.
1996. Óleo sobre lienzo.
135 x 100 cms.
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La mirada no puede atravesar el lienzo ni
el papel. Se queda en ellos, recreándose en la composición y en la huella del
dibujo, en la conseguida luz y sus matices, en los colores y en los espacios a
ellos debidos. La mirada se sorprende del dominio técnico, de las poderosas y
limpias pinceladas que van conformando la pintura de un paisaje natural o de un
paisaje urbano que habla finalmente
de sí mismo. La mirada provoca el recuerdo de un espacio urbano o de un ámbito
natural impresionantes, pero inmediatamente queda deslumbrada y subyugada por
lo real-artístico, por la forma en que el cuadro atrapa la realidad efímera y
reproduce una honda emoción estética sentida por el pintor, realidad efímera y
emoción estética que el espectador logra
hacer suyas dejándose llevar por las oleadas de los colores grisazulados, que por su recurrencia
logran cumplir una función simbólica, restándole protagonismo al trazo
realista. La mirada reconoce en estas pinturas y acuarelas el trabajo de un
artista serio y la indeleble huella estética que en él ha dejado Baeza.
Tal es la pintura de Antonio Moreno.
ANTONIO CHICHARRO
En recuerdo de Antonio Moreno (Baeza, 1942-2017)