LA LUNA: UN VIAJE DE MILES DE AÑOS
Noto los rastros de la
expectación. Veo la sombra del módulo lunar. Escucho aquel murmullo de
metálicas palabras inglesas. Y recuerdo la ancha forma de la pisada humana en
el polvo que cubre el enigmático astro. Es noche cerrada y mi corazón late a
una con millones de seres humanos: asombro y plenitud. Y la luna, inerte y
herida, tan lejos y ahora tan cerca, tan oscura y tan brillante, no dejó de ser,
nunca lo ha dejado, ni por un instante el espejo en el que tantas veces me miro,
con su cara oculta y sus formas cambiantes, siempre igual y nunca la misma. En
todo caso, con aquel viaje lunar culminaba otro viaje: el largo itinerario seguido desde
que ojos humanos miraron al cielo y la descubrieron suspendida haciéndola
materia de sus símbolos, diosa, bandera, poesía, arte, encarnación del misterio,
objeto de estudio de la ciencia, meta, conquista. Todo, mientras describe su ciega
órbita en soledad espacial alrededor de la Tierra, el planeta que arde de azul.