M. GUTIÉRREZ
HISTORIADORES DE BAEZA.- A. MONTESINO ARGOTE
Son Ambrosio
Montesino, F. Torres, F. Zambrana, J. M. Ribera, A. Barahona, Cózar Navarrete,
y Argote de Molina, poeta y literato famoso, que merece larga mención
honorífica.
Ambrosio Montesino
Este clérigo dedicó al
M. Ilustre Sr. D. Alonso de Carvajal, séptimo señor de la Villa de Xódar, el Comentario
de la conquista de la ciudad de Baeza y nobleza de los conquistadores de ella. Ms.
firmado por Ambrosio Montesino en 1570, existente en la Academia de la Historia,
biblioteca de Salazar. No contiene más que la Primera parte, dividida en
tres libros. I. Fundación de Baeza desde que la ganó el Conde D. Lope de Haro.
II. Linajes de los Caballeros que la conquistaron. III. Cosas particulares de
Baeza. Montesino dirige a los jurados de la ciudad una carta, ofreciendo una
segunda parte, que parece no llegó a escribir.
Francisco de Torres
Escribió la Historia
de la Ciudad de Baeza. Otros dos Franciscos de Torres mencionan los
bibliólogos: Francisco de Torres, regidor perpetuo de Guadalajara,
historiador de esta ciudad, hacia 1647; y Fray Francisco Torres, autor
del Memorial del monasterio de 8. Isidro del Campo, extramuros de Sevilla,
ms. de 1596.
El Padre jesuíta Francisco
Vilchez dejó manuscrita una Historia de la ciudad de Baeza. Es el
mismo que en una imprenta de Madrid, 1653, imprimió su tratado de Santos y
santuarios del obispado de Jaén y Baeza, influido por los falsos cronicones.
Mucho antes escribió el
clérigo baezano Luis Fernández Tarancón su Historia de Baeza, que
no se imprimió como tampoco el libro que Francisco Zambrana compuso, titulándose
Calendario de cosas acaecidas en la ciudad de Baeza, manuscritos
aprovechados por Argote de Molina.
Fr. Manuel Tamayo, de
los clérigos menores, escribió un opúsculo para demostrar que la situación de
la Colonia Betis no fué Bujalaane sino Baeza.
Combate Fr.
M. Tamayo la opinión sustentada por Fr. Cristóbal de S. Antonio y Castro, de la
orden de menores observantes, en s Historia eclesiástica y seglar de la
Colonia Betis, ahora la ciudad de Bujalance (Granada, B. Bolibar, 1655).
De la
Colonia Betis se ha discutido mucho. El célebre poeta e historiador Rodrigo
Caro, hijo de Utrera, escribió un poema latino titulado Baetis urbs sive Utrícula.
El humo del
patriotismo local ofuscó el juicio del cantor de las Ruinas de Itálica, elegía
heroica más valiosa que sus trabajos históricos, inspirados por Flavio Dextro.
El Padre
Florez sostiene que Betis no fué Utrera ni Baeza. - Fray Salvador Lain, natural
de Btijalance, donde murió, de sesenta y tres años años, en Octubre de 1824,
propugnó que la colonia romana Betis estuvo situada en Bujalance.—V. Historia
de los mártires Juan Lorenzo de Cetina y Pedro de Dueñas patronos de Granada (Córdoba,
1805).
Otro
cronista local se olvidaba: el presbítero D. Juan Francisco de Villalba, autor
del Discurso de la antigüedad é invención de la sagrada imagen de
Nuestra Señora de la Peña que se guarda en el convento de los frailes mínimos
de la ciudad de Baeza—MS.
Juan
María de Ribera.
Escribíó
sobre Linajes y noticias de Baeza.
Esto autor
es el doctor D. Juan M.de
Rivera que en Córdoba,
imprenta de la Capellanía, imprimió, hacia 1767-82, en cuadernos o fascículos, los
Diálogos de memorias eruditas para la historia de la nobilísima ciudad de
Ronda.
La Real
Academia de la Historia en 1782, nombró socio correspondiente al doctor
D. Juan María de Ribera.
Su libro de Linajes
de Baeza tiene antecedentes. Argote de Molina, en su Nobleza de
Andalucía^ menciona el libro de Linajes y noticias de Baeza escrito
por Antonio de Barahona; y Salazar de Castro, en su Biblioteca Genealógica, refiriéndose
a la Historia de Baeza, de Pedro Montemayor, escribe: «Montemayor del
Mármol escribió la historia de »!as tres ciudades Jaén, Baeza y Úbeda, incluyó
en ella la genealogía de sus principales familias, como Benavides, Carbajal,
Cobos y otras, no menos ilustres. Es autor bien recibido».
Anónimo
Un cronista anónimo
escribió del mismo asunto que Montesino en el libro segundo de la parte primera
de su Comentario, a saber, dio, en un manuscrito, Noticia de los
conquistadores de Baeza que se hallaron con el conde de Raro.
En la Biblioteca de
Osuna se conserva este manuscrito, de 17 hojas, en 4.°, letra del siglo XVII,
cuando escribía T. Mufioz su Diccionario bibliográfico-histórico (1868).
Antonio de Barahona.
El sabio autor de Nobleza
de Andalucía, hace mención de un libro manuscrito de Antonio Barahona sobre
Linajes y noticias de Baeza. El jesuíta P. Francisco Vílchez, en su
tratado de Santos y santuarios del obispado de Jaén y Baeza (Madrid,
1653), afirma que Antonio de Barahona floreció cerca del año 1600.
Fernando de Cózar
Navarrete recopiló, sin
discernimiento crítico, diversas Noticias y documentos para la historia de
Baeza (Jaén 1884).
Era secretario de aquel
ayuntamiento, y su amor a la patria chica, falto de lastre científico, - le
hace recojer las especies más inconexas y absurdas.
Verdad es que otro
literato de más enjundia, Ruiz Jiménez, en sus Bocetos Históricos, no
cede a Cozar Navarrete en el empeño ciego de engrandecer con fábulas la
historia de Baeza. Don Juan Antonio Estrada, en su Población general de
España, habla de la Academia beaciense y Ruíz Jiménez hace discípulos
de esta universidad a Orfeo, el mítico, Homero, el aeda épico. Licurgo, el
legislador, Apolonio, el mágico, y otros sabios de la antigüedad.
Cózar bebió en fuentes
cristalinas y en charcas cenagosas. Para la batalla de las Navas acude a las
historias de Toledano, a las cartas del Rey y del Papa, y a la Crónica de
Alfonso VIII por Núñez de Castro; y para otros hechos apela a la novela
histórica que el embustero Miguel Luna publicó como traducida del árabe con
título de «Historia de la conquista de España».
Todavía no queda agotado
el caudal de la Historiografía beaciense; se olvidaba, en esta enumeración, un
teólogo y cronista del siglo XVII, G. Salcedo Aguirre, —y un cronista anónimo
de comienzos de aquel siglo.
Y no es lícito dar por
cerrada la serie con esos dos historiadores.
M.
GUTIÉRREZ
La Alhambra. Revista Quincenal de Artes y Letras, Granada, 15 de agosto de 1912