DOCTOR HUARTE
Vio la luz en San Juan del Pie del Puerto,
una villa norteña que Navarra
perdió tras su conquista por Castilla.
Cruzó los Pirineos y estudió
en Huesca humanidades
y medicina en Alcalá.
Y trabajó en el sur, en otro reino
de reciente conquista, el de Granada.
Se estableció en Baeza. Con el tiempo
publicaría allí su único libro,
un libro verdaderamente único,
el Examen de ingenios
para las ciencias, texto precursor
e innovador,
muy pronto traducido a los idiomas
cultos todos de Europa.
A él le debe su epíteto
el ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha, y su fama
el filósofo y médico navarro.
A las autoridades del saber,
que tan bien conocía,
les antepuso la experiencia práctica
y buscó a los milagros
causas y explicaciones materiales.
Aunque siempre prudente en sus propuestas,
la santa Inquisición, que profesaba
por norma la sospecha, le buscó las cosquillas.
Las rectificaciones que introdujo en su obra
nos muestran el talante, exageradamente castrador,
del obsesivo tribunal.
Pero aun así el doctor no salió mal librado.
El siglo XVI para Navarra fue
un siglo de derrotas.
Francisco de Asso y Juan Huarte fueron
hijos de aquella época
que los lanzó al exilio,
o sea, al mundo,
forzosamente apátridas.
Ni ellos ni muchos otros volverían
nunca a su viejo reino.
JESÚS MUNÁRRIZ
(El poema forma parte del libro Nos han robado un ángel, Atarfe, Granada, Entorno Gráfico, 2013, col O Gato que ri, núm. 1, pp. 35-36. Tiene una dedicatoria en la que se lee: "Para Antonio Chicharro, baezano de pro")
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