ALLÍ EL POETA SOÑABA UN NUEVO FLORECER DE ESPAÑA:
ALGUNAS NOTAS SOBRE EL AYER Y HOY
ANTONIO CHICHARRO
En Baeza, Antonio Machado por un nuevo florecer de
España
Siempre me impresionó la lectura del poema
que, en elogio de Francisco Giner de los Ríos y con motivo de su muerte,
escribiera Antonio Machado en Baeza el 21 de febrero de 1915, así como el
artículo con el que dicho poema se relaciona y que diera a conocer tan sólo dos
días después precisamente en Baeza, en Idea Nueva. Semanario Reformista[1].
Se trata de un conocido texto poético en el que, a raíz de la muerte del
fundador de la Institución Libre de Enseñanza y maestro suyo en Madrid, Antonio
Machado da una gran lección de vida al tiempo que, mientras elogia a Giner de
Los Ríos, nos hace vislumbrar este ideario como propio, tal como leemos en
estos fragmentos de versos: «Sed buenos y no más», «Sed […] alma», «Vivid,
la vida sigue», «Lleva quien deja», «¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!», «Allí
el maestro un día /soñaba un nuevo florecer de España.».
Pues
bien, si Giner de los Ríos soñaba en la Sierra de Guadarrama ‒allí llegaba desde
Madrid en sus excursiones pedagógicas junto a profesores y alumnos de la
Institución Libre de Enseñanza‒ un nuevo florecer de España, combatiendo la
perversión moral, el arbitrio con la ley, la mentira y procurando la
emancipación de conciencias, el amor al trabajo, el patriotismo sincero, el
espíritu de equidad y tolerancia y, en definitiva, la regeneración de la
patria, Antonio Machado lo hace en Baeza una vez que se encuentra con ese depauperado
trozo andaluz de la realidad rural española de principios de siglo. De ahí las
fundadas críticas de la sociedad baezana que vierte en algunas cartas a sus
amigos ‒por ejemplo, la muy famosa dirigida a Unamuno en junio de 1913‒ y de
ahí que escriba allí también los poemas de crítica y regeneración de la patria que,
una vez superada la fase de intimismo lírico que atraviesa nada más llegar a la
ciudad en noviembre de 1912 y meses siguientes ‒ahí quedan los poemas del ciclo
de Leonor‒, llevan por título «Del pasado efímero», «Llanto de las virtudes y
coplas por la muerte de don Guido», «El mañana efímero» y «Una España joven»,
entre otros. De ahí también la gran significación del famoso verso «Mas una
España nace» en tanto que con él alude a la España del trabajo y del
pensamiento, en suma a la España de la regeneración, frente a «esa España inferior
que ora y bosteza» .
Elogio de Antonio
Machado
Ahora bien, el hecho de
que comience subrayando este aspecto tiene que ver con mi deseo de hacer valer
ante el lector tanto la etapa baezana de la vida y obra del poeta, en la que su
producción literaria fue intensa[2],
como el hecho de que en el presente año 2012 estemos celebrando el centenario
de la llegada del poeta a la ciudad en mayor elogio suyo siguiendo el modelo
que él mismo trazara con los dos poemas que dedicó a Miguel de Unamuno y a Juan
Ramón Jiménez incluidos en la primera edición de Campos de Castilla, de
1912, un libro por cierto también centenario, en una breve sección final
titulada «Elogios» y que continuó, ya en Baeza, con la escritura de un
importante número de, por lo general, extensos poemas dedicados, entre otros, a
Francisco Giner de los Ríos, ya comentado, José Ortega y Gasset, Rubén Darío,
Azorín y Gonzalo de Berceo.
Y cuál
es, cabe preguntarse, ese modelo de elogio machadiano y cuál la razón del
mismo. Pues bien, como seguramente el lector conoce, Antonio Machado dejó
escrito en una de sus cartas a Juan Ramón Jiménez lo siguiente:
Te mando esa composición al libro Castilla de Azorín para
que veas la orientación que pienso dar a esa sección. Trato en ella de
colocarme en el punto inicial de unas cuantas almas selectas y continuar en mí
mismo esos varios impulsos, en una causa común, hacia una mira ideal y lejana.
Creo que la conquista del porvenir sólo puede conseguirse por una suma de
calidades. De otro modo el número nos ahogará.
Poco comentario y sí
mucho seguimiento necesitan estas palabras pues queda claramente vislumbrado el
sentido y propósito finales de una sección poética con clara voluntad de
erigirse en libro autónomo ‒nuestro poeta llegó a adelantarle al poeta de Palos
de Moguer incluso su título nonato: Hombres de España‒, un libro que hubiera
contenido unos poemas ejemplares con los que encumbrar a algunos nombres de la mejor
cultura española por merecer éstos su recuerdo y emulación con la vista puesta
en un superior ideal de vida para España.
Ahora
bien, aunque dicho libro no llegó a cuajar como tal, sí quedaron esos poemas
formando la sección «Elogios» añadidos junto con otros textos poéticos escritos
hasta 1917 en Baeza al cuerpo de la primera edición de sus Poesías Completas
(1899-1917)[3].
Y, con esos poemas, quedó el modelo de que hablo, un modelo que nos conduce a
la búsqueda de almas selectas, que nos hace mirar alto proyectándonos en una
causa común, que aborrece del número para buscar la calidad de las personas y
que nos incita a nutrir una corriente vital e impetuosa que arrastre lo que de
peor pueda tener nuestra cultura y sociedad.
Es muy
probable que cuando Antonio Machado escribiera esa carta desde Baeza[4]
a su amigo Juan Ramón Jiménez y anduviera espigando nombres modélicos a los que
entregarse en su proyecto poético, como ocurre en el caso ejemplar de Francisco
Giner de los Ríos, ignorara que él y su obra llegarían a ser ‒y de qué modo‒
muy poco tiempo después altos modelos ellos mismos. Pues bien, aquí reside la
razón última de la celebración del centenario del encuentro de un poeta y una
ciudad[5],
un poeta que la hizo palabra poética y, mediante sus críticas, los modelos
esgrimidos y el canto de la belleza de sus campos y gentes sencillas, le indicó
un camino a seguir. Y esto explica la importancia que desde el primer momento
se le reconoció a la estancia, entre 1912 y 1919, de Antonio Machado en Baeza,
con las altas
consecuencias que su paso tuvo para lo que es poesía y no poesía, lo que
explica que ya durante los mismos años de su estancia y, como se verá, durante
los que siguieron y hasta hoy mismo, su figura y obra no hayan dejado de
suscitar atención poética y, como se comprende, más que poética.
En este sentido y paralelamente al interés
que medios periodísticos de Baeza tuvieron por obtener la colaboración de
Antonio Machado[6], existió
un claro afecto lector y crítico literario por su figura y obra ya desde 1919,
proveniente tanto de dentro como de fuera de la ciudad. Yo mismo he reunido los
rastros de ese interés en el libro Antonio Machado y Baeza a través de la
crítica[7],
en cuya tercera edición, de 2009, reproduzco cincuenta y cinco artículos,
además de reseñar seis monografías sobre Antonio Machado y Baeza y una
bibliografía complementaria. No me resisto a recoger aquí los pioneros nombres
de Rafael Laínez Alcalá, Jesús Pabón S. de Urbina y Francisco Escolano, quienes
en 1919, 1926 y 1942, respectivamente, dedicaron sendos artículos al «maestro
de poetas» Antonio Machado[8]. El resto de las aportaciones
se suceden desde 1951 en adelante con picos cuantitativos en 1966 ‒año del
homenaje prohibido «Paseos con Antonio Machado»‒, en 1983 ‒el año de
celebración efectiva del homenaje de 1966‒, 1975 ‒el centenario del nacimiento
del poeta‒ y 1989 ‒el cincuentenario de su muerte.
De homenajes y reconocimientos a Antonio
Machado en Baeza entre 1966 y 1983
Si del primer homenaje proyectado en 1966 se
ha escrito un libro[9] y yo mismo he recogido en mi
citada edición casi una veintena de artículos que tratan de los distintos
homenajes que se la han tributado o prohibido al poeta en Baeza, tendré que
limitarme en este apartado a ofrecer una breve y selecta descripción de eventos,
dejando para otra ocasión el tratamiento pormenorizado de la historia de los
mismos. En este sentido, he de nombrar, entre otros, los siguientes:
1.
«Paseos con Antonio Machado», homenaje promovido
por una comisión de personalidades del mundo de la cultura española vinculadas
con la oposición democrática al régimen político de aquellos años, con notable
presencia de miembros del PCE. Se tenía previsto inaugurar un monumento al
poeta el 20 de febrero de 1966 que, proyectado por el arquitecto Fernando
Ramón, albergaría una de las copias del busto de Antonio Machado realizado por
el escultor Pablo Serrano. Resultó prohibido y reprimido.
2.
«Homenaje a Antonio Machado», clara respuesta
oficialista al anterior, promovido por la Diputación Provincial de Jaén, en el
seno de la celebración del «II Día de la Provincia» en Baeza entre el 7 y 8 de
mayo de 1966. Se inauguró el citado 8 de mayo un “monolito” en el patio
renacentista del Instituto de Baeza y hubo un acto académico con la
intervención de, entre otros, Eugenio Montes, José María Seoane y Rosita Yarza[10].
3.
Celebración final el 10 de abril de 1983 del
homenaje suspendido en 1966 «Paseos con Antonio Machado». Se colocaron el busto
en el monumento preparado para tal efecto, vacío desde febrero de 1966, y unas
placas en distintos lugares machadianos de la ciudad (Aula-museo del poeta,
vivienda que ocupara, paseo con su nombre, etc.), con la presencia de los
autores. Intervinieron en el acto público, con asistencia de miles de personas,
el fiscal Jesús
Vicente Chamorro, Rafael Alberti y Francisco Rabal.
*
Publicado en Turia.
Revista Cultural, núm. 194, pp. 266-272 [La revista, editada por el
Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, dedica la sección
monográfica “Cartapacio” a Antonio Machado, entre las páginas 121 y 296,
coordinada por Rafael Alarcón].
[1]
«A Don Francisco Giner de los Ríos», Idea Nueva. Semanario Reformista, Baeza, 23 de
febrero de 1915, p. 9. El texto conoció otras publicaciones también inmediatas:
España, 5, 26 de febrero de 1915; El Porvenir castellano, Soria,
núm. 277, 2 de marzo de 1915, p. 1; Boletín de la Institución Libre
de Enseñanza, Madrid, tomo XXXIX, núm. 664, julio de 1915, pp. 220-221.
[2]
En Baeza,
entre 1912 y 1919, Antonio Machado mantendrá una dedicación prácticamente
absoluta a la creación poética; a la lectura, estudio y reflexión filosóficas;
a la demorada tarea de escribir largas y muy significativas cartas a sus amigos
Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez y José Ortega y Gasset, entre otros
muchos destinatarios; a la escritura de prólogos y artículos para periódicos y
revistas de Madrid, Granada, Soria y Baeza; a llenar con su menuda letra hojas
y más hojas de sus cuadernos de autor que, como en el caso de Los
complementarios y otros muchos hoy editados, nos aportan una precisa
información sobre su poética, poesía, lecturas, ideas y reflexiones sobre la
literatura y el teatro, entre otros aspectos varios, de gran interés; además de
idear el comienzo de una colaboración con su hermano Manuel en la escritura de
obras teatrales y de sentar las bases conceptuales de su posterior creación de
su importante galería de heterónimos. Por lo tanto, la importancia de la etapa
baezana de la vida de Antonio Machado se revela en la existencia ‒y actual
publicación‒ de estos manuscritos junto con la larga lista de poemas, artículos
y otras colaboraciones periodísticas aparecidas en medios como El Porvenir
Castellano, Nuevo mundo, España, La Lectura, Lucidarium, Diógenes
e Idea Nueva, entre otros; a lo
que hay que añadir el epistolario y los más de cuarenta poemas escritos en sus
años de Baeza e incorporados en 1917 a Campos de Castilla o dados a
conocer en 1924 en Nuevas canciones, poemas cordiales cuyas líneas de
fuerza temática oscilan entre la soledad y el recuerdo de Leonor, la naturaleza
objetivada en determinados paisajes, la preocupación patriótica y su idea de
regeneración de España, la meditación, así como el elogio de los intelectuales
españoles de mayor valía. Será en Baeza donde se geste además la publicación de
libros tan importantes como Poesías escogidas (Madrid, Calleja, 1917), Poesías
completas (1899-1917) (Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917) y la
segunda edición de Soledades, galerías y otros poemas (Madrid, Calpe,
1919).
[3]
Buena parte de estos poemas
quedan recogidos en Antonio Machado, Poemas de Baeza (Antología) (Selección
e introducción de Antonio Chicharro), Baeza, Ayuntamiento de Baeza, 2012.
[4] Antonio Machado,
Epistolario (edición
anotada de Jordi Doménech, introducción de Carlos Blanco Aguinaga), Barcelona,
Octaedro, 2009. Para conocer las cartas escritas en su etapa de Baeza,
consúltense las páginas 99-175. Será en Baeza donde el poeta Antonio Machado
haga más intensa su relación con la intelectualidad del momento, además de con
su madre y hermanos Manuel y José. Desde que a finales del mes de noviembre de
1912 escribe su primera carta desde Baeza a su amigo de Soria José María
Palacio hasta la última que dirige a José Ortega y Gasset en 1919, nuestro
poeta escribe no menos de treinta cartas dirigidas a Juan Ramón Jiménez (ocho),
José Ortega y Gasset (siete), Miguel de Unamuno (cuatro), Manuel García Morente
(una), Ramón María del Valle-Inclán (una), Azorín (una), Julio Cejador (una),
Federico de Onís (dos) y Manuel Bartolomé Cossío (una), entre otros
destinatarios. Pero no sólo resulta de interés este epistolario por su
cantidad, sino muy especialmente por lo que en él se contiene de reflexión
sobre el problema de España y su regeneración, tomando como ejemplo a veces la
propia realidad social que se encuentra en Baeza, además de en otras dirigidas
a Juan Ramón Jiménez u Ortega y Gasset; de información acerca de su situación y
estado personal, de su propia obra poética, con unas interesantísimas notas
autobiográficas, y de la valoración de la obra de otros poetas coetáneos como
en la correspondencia con Juan Ramón Jiménez; de proyectos cívicos, culturales
e incluso políticos como en las cartas dirigidas al joven filósofo Ortega y
Gasset; de su posición en relación con la guerra desatada en Europa, la cultura
francesa, la cuestión del clericalismo y del laicismo, etcétera.
[5] Toda la información relativa a
este evento cultural puede seguirse en < http://machadoenbaeza.es/>. Puede consultarse además el
catálogo Antonio Machado y Baeza 1912-2012. Cien años de un encuentro (dirigido
por José Luis Chicharro), Madrid, Sociedad Estatal de Acción Cultural y
Ayuntamiento de Baeza, 2012, que cuenta con colaboraciones de distintos
especialistas.
[6] El semanario
reformista local de Baeza, Idea Nueva, publica dos importantes
colaboraciones de Antonio Machado en las páginas de sus números
correspondientes a los días 11 y 23 de febrero de 1915. Se trata de «Para el primer aniversario de Idea Nueva» y «A Don Francisco Giner de los Ríos», respectivamente. Este mismo medio publica el 5 de agosto de
ese año un artículo necrológico que el poeta dedica a su amigo y antiguo
director del Instituto General y Técnico de Baeza Leopoldo de Urquía. Por su
parte, Diógenes publica el 28 de junio
de 1918 su poema «A una España joven».
[7] Antonio
Chicharro (ed.) (1983), Antonio Machado y Baeza a través de la crítica,
Baeza, Universidad de Verano de Baeza (Cursos Internacionales de la Universidad
de Granada), 136 p.; Granada, Universidad de Granada-Universidad Antonio
Machado de Baeza, 19922, 333 pp. + XIV láminas; Baeza, Universidad Internacional
de Andalucía, 20093, 534 pp. + XIV láminas.
[8] Los títulos son: «Del Nido Real
De Gavilanes: El maestro de poetas, don Antonio Machado», «Machado y Baeza» y
«Antonio Machado, en Baeza», en Antonio Chicharro (ed.), Antonio Machado y
Baeza a través de la crítica, pp. 25-26, 27-34 y 35-43, respectivamente, de la
citada tercera edición.
[10]
Puede
verse en relación con este homenaje mi artículo "Itinerario evocador
vs Paseos con Antonio Machado. El homenaje de 1966 a través del diario ABC",
Baeza Actualidad, número 5, febrero, 2011, p. XXIII.