ANTONIO CHICHARRO
"Josefa Moreno y Nartos [1820-?]
Escritora
y Poeta. Nació en Baeza, provincia de Jaén. Publicó versos en periódicos de su
localidad natal y en publicaciones de Granada y Madrid. Según Simón Palmer era
una mujer de gran belleza y cultura. Apenas esos datos personales, y que murió
joven. La mayoría de su producción es poética. Dedicó poesías a su amiga E. de
D. en La Alhambra de Granada.
Según
indica Fagoaga, Josefa aparece vinculada en 1845 al núcleo liderado por
Gertrudis Gómez de Avellaneda manifestado en el semanario madrileño Gaceta
de las Mujere s, con el subtítulo redactado por ellas mismas, y que marca
la aparición de prensa de mujeres. Junto a Moreno y Nartos colaboraron en la
publicación, entre otras, Carolina Coronado y la malagueña Dolores Gómez de
Cádiz de Velasco. Su firma aparece de nuevo en La Mujer, publicación
madrileña que ve la luz en 1851.
Esta
publicación estuvo vinculada al grupo de mujeres liderado por María Tadea
Verdejo y Durán quien, como Josefa, murió joven. Fue éste uno de los primeros
núcleos feministas de la península. La mayoría de las colaboradoras lo hacen
con textos poéticos, repitiéndose algunos nombres de colaboradoras en la Gaceta
de las Mujeres como Ángela Grassi, Amalia Fenollosa, Vicenta Villalonga,
Robustiana Armiño, Venancia López Villabrile, Ängela Morejón, la andaluza Rosa
Butler o la «La ciega de Manzanares». Todo esto nos da la pista de que nos
encontramos ante una de las mujeres pioneras del emancipismo en España. Un
emancipismo caracterizado por la defensa de la dignidad femenina y su derecho a
la educación.
Además
de en La Gaceta de las Mujeres y La Mujer, publicó en las
granadinas
Tarántula
y
La Alhambra y en El Anfión Matritense y El Heraldo madrileño.
FAGOAGA, C. La voz y el voto de las mujeres. El sufragismo en
España, 1877-1931, Madrid, Icaria, 1985. 34-37.
SIMÓN PALMER, Mª. C. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual
bio-bibliográfico, Castalia, Madrid, 1991. "
He aquí el poema publicado en el número 4 de La Tarántula en 1842:
UN RECUERDO
¿Qué fue de los bellos días
de alegrías,
de placer y de ilusión?
¿Do están mis sueños dorados
tan amados,
y mi grata inspiración?
¿Por qué así se destruyeron
y perdieron,
después de tanto afanar ?
Porque todas las mujeres,
¡Tristes seres!
nacemos para llorar...
¡Yo creía en la ventura!
¡Impostura!
Nadie en el mundo la halló.
El que feliz se contaba
no pensaba
que un imposible soñó.
Sólo una edad venturosa,
muy dichosa,
puede el hombre recordar:
La edad en que tierno niño,
con cariño,
llega a su madre a besar.
Y, entre caricias y abrazos,
dulces lazos
que a el alma le dan placer,
fugaces pasan los años,
sin engaños,
sin penar, ni aborrecer;
sin saber lo que son celos,
ni desvelos,
ni ese angustioso sufrir.
Ni esas noches tenebrosas
y
horrorosas,
en que anhelamos morir.
En que la mente quemando,
delirando,
no sabe ya en qué pensar:
Y recuerda la memoria,
dicha y
gloria
que cual sueño vio pasar.
Si una lagrima se vierte
por la
suerte
que siempre miró enojosa...
A nuestra madre besamos
y olvidamos
nuestra fortuna azarosa.
Al sentir tu pecho amante,
palpitante,
sueño en la felicidad.
Y prolongarla quisiera,
si pudiera;
Porque allí, no hay falsedad.
Aleja del pensamiento,
el tormento
de un recuerdo de dolor…
Ven, cara madre, a mis brazos,
y estos
lazos
perpetúen nuestro amor.
JOSEFA MORENO