Acuarela de Juan Valdivia |
[De Auto del Santo Reino]
Soy el olivo. Os
contaré mi historia, escrita a mano. Menuda y esencial como mi fruto. De mi sale el aceite que unge a los reyes y consagra
al orbe. El crisma que os blanquea, y suaviza el pecado de
Adán, el primer padre. El que os clausura todos los sentidos cuando os cruza
las manos, los pies, los ojos, la boca, los oídos; cuando os quedáis ya solos,
de retorno a la entraña de todos los altares. De mis ramas, los ramos de la
paz; las coronas que adornan las victorias. Hojas mías llevó al volver el Arca
la paloma en su pico…Por mi tronco corrió sudor de sangre una noche de Jueves,
en vísperas de un crimen en que todos estabais complicados…Por mi madera arriba la historia de mil años se
retuerce y jadea…Comulgadme. Comedme en la aceituna. Yo os empaparé el pan con un
óleo eterno…
Me plantó este
pueblo, que va y que viene y es el mismo siempre. Bastetanos, túrdulos,
oretanos…Cuántos nombres para decir lo mismo…Celtas, bástulos, tartesios,
fenicios, griegos…Todos son sólo un pueblo: el mío. Reconozco sus ojos
calientes, su boca de hablar azucarado, su paso pensativo, sus maneras de reyes
en exilio…Les devuelvo cada año la vida que me dieron. Me cortaron; me alzaron
como se alza una cruz; binaron y cavaron mi arregosto; me ataron y me
desvaretaron para que me elevase rectamente; cuidaron mis entornos con la
grada; terciaron nueva cuna; bajo mis pies, los suelos de septiembre…Soy un
hijo del pueblo. Para su invierno
dispongo mis olivas, y él, confiado, dispone sus espuertas y varas. A sus
golpes, respondo con mi fruta: Esa lluvia redonda y milagrosa que repica y que
canta…Soy un árbol de paz.
Sin embargo, cien
veces me asolaron, cien veces renací. Me incendiaron mil manos, otras dos mil
cogieron el fruto de mis ramas. Soy inmortal, como este pueblo cuya historia es
la mía: una historia tenaz de siempreviva, de hoja perenne, escrita poco a poco
–a mano se cosecha la aceituna- sobre ese mármol cotidiano que es la cal blanca
de estos pueblos míos…
Antonio Gala, Cuatro conmemoraciones. Eterno Tuy. Auto
del Santo Reino. Oratorio de Fuenterrabía. Retablo de Santa Teresa. Ed.
Adra. 1976.