PRÓLOGO DE LOPE DE VEGA A UN LIBRO DE ALONSO DE BONILLA


PRÓLOGO
LOPE DE VEGA CARPIO AL LECTOR

Tres libros ha dado a luz el autor de éste, con extraordinarios pensamientos, pero hale sucedido en ellos lo que al artifice de una fábrica, pues en el primero puso tantas diferencias de imaginaciones a su devoción, que fueron como los fundamentos de su propósito: en el segundo tanta copia de conceptos, alabanzas de los santos, y del Señor que es admirable en ellos, que han sido como los pedestales que resaltan de plano perfil, para asentar las columnas sobre sus plintos: que este nombre tienen los santos en la Iglesia, como los ángeles en el cielo. Y el que ofrece ahora, como el remate, corona y cúpula del edificio, en estas estancias a los nombres y atributos de la Virgen; con que parece que le ha puesto en suma perfección y gracia, pues juntos en un cuerpo hiciera maravillosa vista su arquitectura. Estoy seguro que será acepto a los que limpios de la detracción ajena y arrogancia propia le miraren, leyeren y consideraren, agradeciendo al autor su novedad con que trata materia (si bien infinita) tratada de infinitos. Noble inclinación y digna de premio en su autor, el haber siempre empleado su talento en obras tan virtuosas, y no lejos del verdadero origen de la Poesía. Así lo sintió Aristóteles. Animus virtutis studiosus, nobilis, adinuenit artem carminum ad laudandum bona. De que se puede también colegir que no sólo entendió el filósofo las virtudes heroicas de los príncipes, sino en primer lugar las alabanzas de los dioses. De quien Homero dejo tan claro ejemplo por tantas partes de su Iliada e himnos. Alonso de Bonilla verdaderamente merece nombre de poeta cristiano, pues en otras alabanzas que de Cristo nuestro Señor y su Madre santísima, apenas ha publicado versos, título que no será desagradable a los oídos nobles y piadosos: que puesto que los demás lo son, aquí se entiende por excelencia y antonomasia. Lee, pues, lector, y goza felizmente estos rarísimos pensamientos, para que tu aceptación le dé más ánimo, que aunque es pequeño el libro, san Jerónimo dijo, hablando de su lección, que quod laudabile est in suo genere, fit nimtetate sui culpabile. Y como los que son de este sujeto se han de reiterar muchas veces, y aun sería justo que tener en la memoria para divertirla de otros oscuros vanos, fue notable la opinión de Diógenes, referida por Aristóteles, que se ha de estimar non qui plurima legit, sed qui utilia.
    Los veintiocho sonetos que siguen puso el autor por sustitutos de otros muchos que diversos ingenios habían dedicado al suyo. Exclúyolos todos, si no por desiguales, por no desigualarlos, haciendo acepción de personas en excluir unos y admitir otros, por lo que pedía su grande número. No será el trueco desagradable al lector ingenioso.

Retrato de Lope de Vega y Carpio
 Óleo sobre lienzo, 1630, de Eugenio Caxés (1577-1634). 
Museo Lázaro Galdiano de Madrid.



(Versión al español actual por Antonio Chicharro del prólogo escrito por Lope de Vega para el libro de Alonso de Bonilla, Nombres y atributos de la impecable siempre Virgen María, Baeza, Pedro de la Cuesta, 1624)