A María
Quisiera ser el rayo de la aurora
que ilumina tu frente en la mañana;
ser flor que tú admirases por galana
y brindarte una esencia embriagadora.
Quisiera ser el eco que a deshora
llega hasta ti de música lejana:
la dulce sombra fugitiva y vana
que acaricias en tu alma soñadora.
Mas ¡ay! que el sol la aurora desvanece,
muere la flor y piérdese en el viento
el eco blando que vibraba en calma:
ser no quiero ilusión que desaparece…
Es mejor ocupar tu pensamiento
y ser, cual hoy, el alma de tu alma.
PATROCINIO DE BIEDMA
(Guirnalda de pensamientos. Poesías, Madrid, Carlos Bailly-Bailliere, 1872)