FEDERICO GARCÍA LORCA, "UN PALACIO DEL RENACIMIENTO"









Plaza amplia y desierta..., hay árboles viejos y corpulentos. En una blanca fachada un pilar carcomido y deshecho cuyos caños hace mucho tiempo no sintieron la caricia del agua... El suelo está cubierto de yerbas. En una esquina hay una hornacina vacía... En el fondo de la plaza está el palacio.
Es una rara impresión encontrarse esta magnificencia aristocrática junto a las casucas pobres de este rincón muerto... El palacio es hermosamente dorado... Tiene balcones amplios y señoriales, con serpientes enroscadas en sus columnas, medusas espantadas y tritones fantásticos.
En los frisos hay comitivas de locura llenas de gracia y movimiento, pero que se pierden entre la piedra a medida que pasa el tiempo.
En estas cabalgatas hombres musculosos van desnudos, apretando guirnaldas de rosas que cubren sus sexos, y las mujeres llevan las bocas abiertas lujuriosamente y sus brazos son serpientes que se retuercen para convertirse en hojas de acanto y lluvias de bolitas. Las marchas las cortan monstruos marinos con cuernos de árboles y manos de flores, que abriendo sus bocas hacen huir a las demás figuras. Algunas vuelan absurdamente y otras descansan muy serias con las manos sobre los senos. Cobija este bosque decorativo de flores y figuras un gran alero primorosamente labrado, sostenido por grandes zapatas en las que hay hombrotes destartalados, perrazos enormes, caras de noble expresión, entre ramajes de rostrillos, de margaritas, de puntas de diamante, y de cabecitas de chivo... Coronando el palacio hay una veleta que tiene forma de corazón, a su lado se eleva un ciprés.
FEDERICO GARCÍA LORCA, IMPRESIONES Y PAISAJES (GRANADA, 1918)

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Fotografía de Cristóbal Tornero